Conocer Irlanda en un Fin de Semana

Hace poco tuve el placer de viajar a Dublín, Irlanda, gracias a TurismoDeIrlanda.com. Una ciudad que no presume de ser muy grande ni de tener enormes monumentos epatantes, eso si, puede alardear de tener una «gracia especial». Hoy os quiero contar todos los detalles de mi viaje a Dublín, una ciudad que ha renovado su viejo encanto para continuar siendo la que era. Una Dublín 2.0 en toda regla. ¡Comenzamos el viaje!

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Si hay algo que de verdad me puede arruinar el viaje, y no te estoy hablando de la huelga de pilotos, que también, es salir de mi casa con unas cuantas ideas preconcebidas que poco tienen que ver con lo que luego me voy a encontrar. Este es un error, cometido por muchos, con el que podemos llegar a correr el riesgo de que al llegar al destino, y veamos lo que veamos, nos sintamos desencantados/decepcionados.

Un error muy común que algunos cometen al viajar a Dublín, una ciudad preciosa y encantadora, es que piensan que es similar a las principales ciudades de Europa, ya sea Madrid, París o Londres, y nada tiene que ver

Dublín es totalmente diferente a estas capitales: no presume de ser muy grande, cuenta con pocos monumentos enormes…, sin embargo cuenta con una «gracia especial». Como he dicho antes, Dublín es una ciudad encantadora que ha sabido renovar su «viejo encanto» para continuar siendo la misma que era, pero en una versión totalmente mejorada.

Puede que no tenga grandes reclamos pero esto no quiere decir que no haya cosas interesantes que ver: ya sean sus museos, monumentos, una arquitectura … y, por supuesto, pubs, miles y miles de pubs y sus fantásticas Guinness.

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Primera parada: The Bank on College Green

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The Blank on College Green es un antiguo banco reconvertido en restaurante que goza de total éxito en Dublín, al menos por la gran multitud de personas que había en el local y su tranquila zona de arriba, perfecta para tomarse una buena pinta.

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Ya me habían hablado de este lugar, he de confesar poco positivas, sin embargo me sorprendió su fantástica comida, destacando sus grandes bocadillos y sus fantásticas salchichas que, por supuesto, probé. Os dejo la imagen de la envidia digna de la mejor receta de SaborGourmet.com.

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El Trinity College

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Vale, me habéis pillado, he dicho antes que no tenía casi monumentos epatantes pero tengo que aclarar que al menos uno sí que lo es, el Trinity College. Un campus de universidad que se encuentra en pleno centro de la ciudad de Dublín cuya entrada resulta un poco engañosa, a mi parecer, ya que es demasiado estrecha y no acompaña a sus monumentales edificios.

Sin embargo, una vez pasado el estrecho umbral vemos un hermoso complejo. Un rincón realmente especial que cuenta con edificios con una preciosa arquitectura neoclásica. Un espacio amplio que se caracteriza por el ir y venir de estudiantes, profesores y visitantes.

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Las calles de Dublín

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Las calles de Dublín son las más interesantes, de estilo georgiano, que son las típicas de la ciudad. Comenzamos con una larga colección de grandes edificios públicos, parte de ellos del s.XVIII. Uno de los más interesantes, el Leinster House o el antiguo parlamento.

Las fachadas de ladrillo sencillas, geométricas y lisas junto a los ventanales de madera blanca que ocupan tanto espacio visual. No son espectaculares, pero si curiosas.

Andando por las calles de Dublín, nos encontramos con las famosas puertas dublinesas. Objetas de numerosas historias y leyendas que no hacen más que convertir a esta ciudad en enigmática. Estas puertas coloridas es la única concesión a la decoración de la fachada, haciéndola destacar.

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Bahía de Dublín

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Desde el mismo centro de la ciudad de Dublín no se puede ver el mar pero a unos pocos de minutos en coche o en autobús podemos encontrar la hermosa Bahía de Dublín que se abre al mar de Irlanda.

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Allí podréis explorar con «Ulises», la polémica y genial obra maestra de James Joyce en su antigua Torre Martello, que en la actualidad se ha convertido en un museo.

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La Bahía de Dublín, que se encuentra dentro de la desembocadura del rio Dulkey y Liffey, es un agradable y precioso rincón en el que podemos encontrar pequeños pueblos costeros que bien merece una excursión en barco. Donde podréis observar las mejores playas y, por qué no decirlo, los barrios más exclusivos.

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Continuando al norte de la ciudad, encontraréis los puertos pescadores que, a mi parecer, tienen mucho encanto, como por ejemplo:  Howth, Sutton y Portmarnock lleno de restaurantes, donde podréis probar su fantástico Fish & Chips.

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Una zona perfecta para practicar senderismo sin perder la majestuosa vista del mar de Irlanda.

En resumen, una ciudad maravillosa llena de encanto y lugareños que harán que los visitantes se sientan como en su propia casa.

Si os ha gustado, continuad atentos a la próxima publicación en la que os contaré todos los detalles del evento anual celebrado en honor a  Leopold Bloom, Bloomsday.

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