La Fontana di Trevi es uno de los lugares más espectaculares de la Città Etterna, una fuente donde se aúna el romanticismo con la magia y la belleza.
Tan sólo hace unos días que estuvimos en Roma, que nos sentamos diariamente frente a la Fontana di Trevi a observar la belleza de cada una de sus figuras y el pasar de la vida, de la ilusión que se palpa en sus visitantes, de la magia que la engloba.
Esta fuente se encuentra situada en el centro de Roma y a ella se pueden acceder desde cuatro calles diferentes, lo que te permite que siempre te lleves una nueva imagen de la fuente, una nueva primera vez.
Eso sí, es importante que tengas bien claro que la fuente se encuentra situada en una plaza pequeña y que parece demasiado grande para el lugar en el que se encuentra. Importante porque si no te vas a llevar una decepción si tus expectativas son excesivamente altas, a muchos viajeros le ha ocurrido pero si te permites disfrutar del momento, acabarás enamorado de este lugar.
Además, como todo en Roma, vas caminando por las estrechas calles y de repente, sin esperarlo, te encuentras con un monumento impresionante. En este caso, así dimos nosotras con la Fontana, el impacto fue increíble.
Historia de la Fontana di Trevi
En el lugar donde hoy se erige la famosa Fontana di Trevi, ya en el año 19 a.C, estaba el final del acueducto Aqua Virgo. Si nos trasladamos a la época del Renacimiento italiano, el Papa Nicolás V mandó construir la primera fuente.
En 1730 Nicola Salvi recibió el encargo de diseñar esta fuente por orden del Papa Clemente XII y en 1732 comenzaron las construcciones de la misma, aunque ninguno de los dos pudo ver terminada la obra en todo su esplendor. No fue hasta el año 1762 que la Fontana di Trevi no adquirió la imagen que hoy muestra ante nosotros, terminada por Giuseppe Pannini tras la actuación y participación de diferentes arquitectos en el proceso.
La Fontana es una obra barroca en la que se muestra la gran figura de Neptuno, dios romano de las aguas y los mares, sobre un carro triado por dos tritones que a su vez llevan dos caballos marinos. Uno de los caballos es dócil, mientras que el otro es salvaje, lo que simboliza los dos estados en los que se puede encontrar el mar.
Nuestra recomendación más absoluta es que acudas a la fuente en dos momentos del día, tanto por la noche para que puedas observar la iluminación de la misma como por el día, siempre es espectacular. Siempre va a estar muy concurrida, por lo que ve con tiempo para estar allí para verla, disfrutarla, echar tus monedas y hacerte unas fotos con la fuente más bonita de Roma.
Arrojar las monedas
Una de las grandes leyendas y tradiciones que hay entorno a la Fontana di Trevi es arrojar las monedas dentro de la misma.
Para ello, lo que uno debe hacer es colocarse de espaldas a la fuente y arrojar una, dos o tres monedas con la mano derecho sobre el hombro izquierdo a su interior. El número de monedas que se echen dependerá de lo que desees puesto que se dice que arrojar una moneda es para regresar a Roma, dos monedas para encontrar un nuevo amor (¿tal vez en Roma?) y tres monedas para un matrimonio o un divorcio.
Todo el mundo acaba cayendo en la tentación de arrojar sus monedas sobre el agua de la Fontana, tanto es así que se calculó hace tiempo que se arrojan más de 3.000 euros diarios.
¿Cómo llegar a la Fontana di Trevi?
Una de las grandes ventajas que ofrece la Fontana di Trevi es que suele estar muy bien señalizada para los peatones, por lo que podrás encontrarla dando un paseo o simplemente siguiendo el fluir de la gente.
Desde la Vía Tritone, una de las calles principales, podrás encontrar varias señales en color marrón que te indica por dónde puedes acceder a la misma. Para los que queráis llegar hasta allí en metro la parada es Barberini.
Otro dato importante, no está permitido copiar el mítico baño de Anita Ekberg en la Fontana, tal y como vimos en la Dolce Vita. Nosotros sólo podemos conformarnos con tomar fotografías desde diferentes ángulos, sentarte en los bancos mientras escuchas ópera italiana y tirar vuestras monedas.