La cúpula del Duomo de Florencia, también conocida como la Cúpula de Brunelleschi, es una de las grandes obras de la historia de la arquitectura y el arte. Os contamos cómo podéis subir a la misma, la historia y los símbolos que debéis conocer para entender lo que representa, pues es uno los lugares imprescindibles que ver en Florencia.
Antes de comenzar a adentrarnos en todo lo referente a la cúpula de Brunelleschi, es importante que empecéis la lectura con el artículo «El Duomo de Florencia, la Catedral de Santa Maria del Fiore«, ya que ahí os podréis ubicar en la historia de la città di Firenze y así comprender lo que representa esta cúpula no sólo para el arte sino para la historia.
Cúpula del Duomo de Florencia: Historia
La cúpula se construyó mucho tiempo después de la catedral, desde 1420 a 1436. Se había dejado un hueco abierto en la cubierta con el fin de llegar a construir la cúpula más grande y hermosa de todos los tiempos, pero la decisión de llevarla a cabo se alargaba ya que nadie se veía capaz de realizar tal hazaña. El gran inconveniente es que había que construirla sobre los muros ya edificados y a una altura de 55 metros con 50 metros de ancho.
No fue hasta 1418 cuando se llevó a cabo un concurso para ver qué proyecto podría resultar el ganador, quien tendría que hacer un diseño que sostuviera una cúpula tan inmensa y siguiendo los dictados artísticos de la época.
Los escritos que hoy perduran cuentan que muchos de los concursantes salieron mal parados por las propuestas realizadas, como colocar una columna en el centro del altar y que subiera hasta el centro de la cúpula para sostenerla. Brunelleschi no detalló cómo sería su proyecto ni cómo lo haría, lo que provocó ciertas disputas a su alrededor o que lo llamaran bufón, pero sin ninguna duda fue el ganador, pues era el único que aseguraba poder construir la cúpula.
Algunos detalles interesantes sobre este tiempo de construcción es que tuvo que trabajar con su rival Lorenzo Ghiberti (creador de la Puerta del Paraíso del Baptisterio), sorprendiendo a todo el mundo afirmó que no haría falta el uso de andamiaje desde el suelo, lo que sin duda suponía un gran ahorro en materiales; siguió diseñando y creando máquinas elevadoras para conseguir que los materiales tan pesados llegaran a la cima de la cúpula, máquinas tan novedosas y útiles que siguen provocando fascinación hoy día; o que seguía al pie de la obra todos los movimientos de los trabajadores para detallar qué era exactamente lo que quería, llegando a tallarlo o moldearlo para hacerse comprender, o velar por la seguridad de sus trabajadores.
Es importante tener en cuenta que esos 16 años de construcción no fueron nada sencillos ni aplaudidos, hubo muchas rivalidades, desconfianzas y malas palabras ante el trabajo de Brunelleschi.
A su vez, la simbología siguió inmersa en la cúpula y su diseño, manteniendo por ocho caras y ocho óculos para la iluminación interior. Tal y como habíamos mencionado en el Baptisterio, este número ocho hace referencia al Octavo Día cristiano y a la vida eterna.
Fue el 25 de marzo de 1436 cuando se consagró la iglesia con la cúpula ya terminada por el papa Eugenio IV, coincidiendo con la fiesta de la Anunciación. 10 años más tarde, Brunelleschi fallecía de repente y fue enterrado en el interior de la cripta de la catedral, lugar que hasta entonces no había sido utilizado para enterrar a un artesano y que muestra cómo al final pudo reconocerse la genialidad de un hombre terrenal que alcanzó el cielo con su cúpula.
La cúpula de Brunelleschi sigue siendo una de las obras más relevantes a nivel arquitectónico y de una gran belleza. Se dice que Miguel Ángel se inspiró en esta cúpula para levantar la cúpula de San Pedro Vaticano.
Cúpula del Duomo de Florencia: decoración y simbología
Para observar la inmensa cúpula de Brunelleschi con los frescos de Vasari y Zucchero hay que tener paciencia y el cuello preparado para estar mirando largo tiempo hacia arriba. Las pinturas se iniciaron en 1568 y el hecho de que diferentes artista realizaran dicho trabajo hace que muchos consideren que la calidad de las obras varía, aunque no deja de ser grandioso e impactante.
Según dicen, la decoración de la cúpula con mosaicos ideada por Brunelleschi tenía que ampliar la sensación de hasta el infinito del baptisterio. Después, en 1572 y 1579 comenzaron los trabajos y se cambiaron por fresco y no en mosaico, aunque el tema se mantuvo igual que el Baptisterio con el Juicio Final.
En total, son 3600 metros cuadrados de superficie pintada al fresco donde se muestra el Paraíso y el Infierno, a través de diferentes escenas bíblicas: Los 24 Ancianos del Apocalipsis, los Coros de Ángeles, Cristo, María y los Santos, Virtudes, Regalos del Espíritu Santo, Pecados Mortales e Infierno.
La escena que más llama la atención es Cristo resucitado. Encima aparece un ángel con un rótulo que dice Ecce Homo, que significa «éste es el hombre» o «aquí el hombre», que es la frase con la que Poncio Pilatos presentó a Jesús ante la muchedumbre y se lavó las manos no queriendo saber de su destino.
A la derecha de Cristo vemos otro ángel que le da unas flores y, a su izquierda, un ángel que le ofrece la espada. Si pensamos que están representando el Juicio Final, las flores simbolizarían algo así como el perdón ante los pecados cometidos, viendo como Cristo se acerca más hacia las flores y no presta atención a la espada. Esto también se representa en la aparición de Adán y Eva un poco más abajo, a su izquierda, cubiertos con unas hojas verdes y que habrían sido perdonados por el pecado original.
El ángel que se encuentra bajo Cristo con una bola azul y parece que está clavando algo, es el que anuncia que se detiene el tiempo, no hay pasado ni presente, con la resurrección llega la vida eterna. Su significado se ve amplificado con el ser alado de la zona inferior que porta un reloj de arena y que tiene un lateral roto, como señalando aún más que el tiempo se ha detenido. Además, hay que fijarse que junto a él hay un niño pequeño y tras él un anciano, todo ello manifiesta las tres temporalidades: pasado, presente y futuro.
Bajo este ángel se encuentran tres vírgenes que representan las virtudes teologales: Fe, Caridad y Esperanza. La caridad, que sería la que está en el centro, sostiene un corazón en su mano que recuerda la importancia de las acciones en la vida terrenal.
En las zonas inferiores de la cúpula se puede divisar sin ninguna duda el Infierno, en tonos rojos y con imágenes simbólicas sobre lo que implica este lugar.
Cúpula de Brunelleschi: Subida
Personalmente, la razón por la que merece tanto subir a la cúpula de Brunelleschi es para ver los frescos de cerca y subiendo cada escalón de los 463 que componen el trayecto, imaginarse y acercarse un poco más al trabajo que llevaron acabo hace tantos años.
Es importante tener en cuenta que los dos tramos últimos de la subida son un poco más difíciles, son zonas más estrechas e inclinadas, por lo que no está recomendado para aquellos que tienden a agobiarse con los espacios pequeños ni los que tienen problemas de rendimiento físico. No es cuestión de desanimar a nadie, sino de prepararse días antes para tal hazaña.
Las vistas van a ser impresionantes desde la cúpula pero, normalmente, uno busca la cúpula del Duomo desde las alturas como el auténtico símbolo de la ciudad y ésto lo podéis disfrutar desde diferentes lugares. Por lo que, si no puedes subir, no sufras porque tienes el mirador de la piazzale Michelangelo (plaza de Miguel Ángel), la subida al Campanario o al Palazzo Vecchio.
Entradas para subir a la cúpula del Duomo: precio y horarios
Una recomendación, si vais a ir en temporada alta es imprescindible que reserves con tiempo la entrada para subir a la cúpula puesto que se agotan con facilidad. Hay un entrada acumulativa por 15 euros que te permite ver todos los monumentos del complejo general y que puedes comprar en la Piazza San Giovanni 7 (frente a la entrada del Baptisterio), en el Museo o en el Campanario (misma plaza). Dicha entrada es válida 48 horas desde el primer uso.
Los horarios para subir van a variar en función del día: lunes a viernes de 8.30 – 19 horas; sábados de 8.30 a 17 horas y domingos de 13 a 16 horas.
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