Seguimos recordando nuestro viaje por Perú y nos trasladamos hasta las Huacas del Sol y la Luna en el departamento de La Libertad, cerca de Trujillo. Un viaje al pasado.
Después de visitar el Museo Huacas de Moche, nos dirigimos hacia la Huaca de la Luna (es la única que se puede visitar de las dos). En la entrada encontrarás un parking donde podrás ver las famosas moto-taxi que cada una está personalizada, no sólo por los colores escogidos sino que también tienen diferentes diseños, dibujos e incluso frases como las de esta moto taxi:
«Un tropiezo en el camino no es morir, es volver a empezar»
Pasado el parking nos dirigimos hacia la Huaca, el sol radiante en lo alto del cielo y turistas distribuidos en grupos para conocer todo sobre la historia de los moche a través de esta fascinante historia que uno puede revivir en su imaginación.
Subimos la colina y nos encontramos con un perro peruano que no se inmutaba ante las decenas de ojos que le observaban ni las cámaras que inmortalizaban su mirada al horizonte. La verdad es que nunca había visto un perro igual así que nuestra entrada a la huaca comenzaba bien.
Frente a la Huaca de la Luna se encuentra la Huaca del Sol y entre medias se cree que se encontraba la ciudad. Tenemos que partir de la concepción de que las huacas eran centros con funciones determinadas, en el caso de La Luna era un centro destinado al culto y a la realización de ceremonias religiosas.
Se encuentran diferentes salas en la Huaca, comenzamos entrando por la parte norte, la parte superior de la huaca, de esta manera nos encontramos en primer lugar con una zona donde se cree que podrían haberse realizado sacrificios por los esqueletos encontrados y vasijas que representan a los prisioneros.
Este ritual de sacrificio comenzaba siendo un enfrentamiento entre los luchadores, no se buscaba matar al oponente sino capturarlo para llevarlos al templo donde serán degollados.
En la fotografía podréis ver los restos donde se ve un mural que no he visto en ningún otro lugar, como un felino está atacando a una mujer.
A continuación, entramos en el interior de la huaca donde pudimos ver los murales de los patios superpuestos que muestran los tres últimos edificios. Estas tres fachadas mostraban un mural similar en cada una de ellas, un diseño de rombo en el que el centro se presentaba el dios Ai Apaec, dios de las montañas.
Me resultó muy llamativo ver los colores cómo todavía se podían ver con precisión en algunos restos arqueológicos (partiendo de que alguno son reconstrucciones hechas sobre los restos encontrados). Por ejemplo, podemos ver el cuarto ceremonial con símbolos que se repiten en la cultura moche como es el pez life.
Estas edificaciones se realizaban con ladrillos de adobe, se han encontrado que algunos de estos adobes tenían marcas que podrían representar a familias.
Al finalizar el artículo, os dejaré más fotografías de las presentadas en el artículo para que podáis ver el recorrido de una estancia a otra y cuáles son los restos arqueológicos que podéis ver: nivel de detalle, los colores de los murales, los relieves, etc.
Si vamos a la parte superior de la Huaca encontramos un la zona del oráculo y el altar mayor que puede verse con un detalle asombroso, podéis juzgar por vosotros mismos. Además, en esta zona se puede ver cómo cambiaron los diseños con el paso del tiempo y las siguientes edificaciones.
Continuamos hacia la parte de abajo de la huaca por el exterior de ésta y cuando pensaba que ya lo había visto todo, me quedé fascinada con el espectáculo que se presentaba frente a mí. Una enorme fachada que parecía intacta, como si el tiempo no hubiera pasado por ella, como si pudiera contarnos todo lo que había ocurrido, la magia del lugar.
A mano izquierda se encontraba el Mural de los mitos donde se puede ver una multitud de símbolos moches. Frente a nosotros, en la fachada se encontraban los guerreros y los prisioneros, los pescadores, un símbolo mitad araña y mitad cangrejo pero que es decapitadora ya que tiene en una mano un cuchillo, en cuarto lugar un dragón o lagartija con la cabeza del decapitado.
Hasta ahora, la cultura peruana que habíamos conocido era la chimú pero en las Huacas del Sol y de la Luna pudimos conocer la importancia de la cultura moche. Me atrevería a decir que su filosofía de vida es algo que me sobrecogió desde el primer momento, el respeto a sus ancestros incluso una vez muertos, es algo admirable comparado con lo actual.
Este respeto a sus ancestros se muestra en la forma en la que construían, en la que no demolían las «edificaciones» antiguas sino que se construían sobre ellas dando un aspecto piramidal. Es decir, cada determinado tiempo (puede que asociado a un calendario ceremonial) se volvía a realizar una nueva construcción sobre la construcción antigua, de esta manera no se demolía lo construido por los ancestros sino que se mantenía en la base de las nuevas civilizaciones considerando que de esta manera se mantenía su sabiduría.
Leyenda moche
En este vídeo comparto con vosotros la leyenda sobre las Huacas del Sol y la Luna.
Galería fotográfica de nuestro paso por las Huacas
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